Gargantúa y Pantagruel
Dublin Core
Título
Materia
Literatura y Narrativa
Descripción
Esta versión escénica de GARGANTÚA y PANTAGRUEL ha sido pensada para el Teatro medieval de Hita; destinada a formar un conjunto final con el Triunfo de Don Carnal y Don Amor, que tradicionalmente revive el espíritu del Arcipreste entre los bodegos y las ruinas del cerro de Hita. Después del Paso Honroso, de los bohordos, de las cañas y de las justas caballerescas; en unión bien hermanada con los "fygados de cabrón con ruybarbo", las migas y los asados castellanos, esta apoteosis del más crudo realismo medieval "a la francesa" me parecía un obligado homenaje filial, un justo tributo a quien es el máximo aunque tardío discípulo del Arcipreste. (No importa saber si lo fue directa o indirectamente.)
LA Edad Media no desapareció con la llegada del Renacimiento y, por fortuna, sigue viva y esperanzadora con sus eternos dilemas entre el Espíritu y la Carne junto a nosotros. No nos puede extrañar el que países tan firmemente medievales como son Francia y España se imiten o coincidan, una y mil veces a lo largo de su vida. Además, ¿quién sabe los caminos enrevesadas que sigue la creación literaria?
En las piedras de Hita resonarán los plantos y las alegrías de Gargantúa sin apenas disonar de las burlas de Don Carnal y los lamentos por la muerte de Trotaconventos. Muy poco tiene que aprender el ribaldo romano del Arcipreste del sabihondo clérigo inglés Taumasta en la disputa por señas, ni Don Melón se da peor maña que Panurgo en la conquista de las damas, sean de París o de Calatayud.
Al final de la escena bien está que bailen juntos Pantagruel y Don Amor. Panurgo y Don Melón, Doña Endrina y la Dama de París en torno a la alegre Botella; pertenecen a una misma familia, nacida en La vieja Roma, bien criada en la Toledo cristiano-islámica y no mal mantenida junto a las abadías benedictinas del Loira.
LA Edad Media no desapareció con la llegada del Renacimiento y, por fortuna, sigue viva y esperanzadora con sus eternos dilemas entre el Espíritu y la Carne junto a nosotros. No nos puede extrañar el que países tan firmemente medievales como son Francia y España se imiten o coincidan, una y mil veces a lo largo de su vida. Además, ¿quién sabe los caminos enrevesadas que sigue la creación literaria?
En las piedras de Hita resonarán los plantos y las alegrías de Gargantúa sin apenas disonar de las burlas de Don Carnal y los lamentos por la muerte de Trotaconventos. Muy poco tiene que aprender el ribaldo romano del Arcipreste del sabihondo clérigo inglés Taumasta en la disputa por señas, ni Don Melón se da peor maña que Panurgo en la conquista de las damas, sean de París o de Calatayud.
Al final de la escena bien está que bailen juntos Pantagruel y Don Amor. Panurgo y Don Melón, Doña Endrina y la Dama de París en torno a la alegre Botella; pertenecen a una misma familia, nacida en La vieja Roma, bien criada en la Toledo cristiano-islámica y no mal mantenida junto a las abadías benedictinas del Loira.
Autor
Rabelais, Francoise
Fuente
Donación
Editor
Sin Editorial
Fecha
Sin Fecha
Idioma
Español
Identificador
Literatura, Narrativa, Sátira, Teatro, Fantasía
Colección
Citación
Rabelais, Francoise, “Gargantúa y Pantagruel,” Biblioteca Virtual, consulta 20 de enero de 2025, https://biblioteca-digital.universidadcolumbia.edu.mx/items/show/842.