Diccionario de antropología
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Título
Materia
Consulta e Investigación
Descripción
La necesidad de una obra como ésta es clara. A medida que la antropología se ha desarrollado y especializado, se ha hecho paulatinamente más difícil evaluar el estado de la especialidad. Esto se debe en parte a que el número de antropólogos profesionales ha aumentado tanto, y son tan variados los temas investigados, que no es posible mantenerse al corriente de todos ellos, ni tan siquiera de los trabajos que se llevan a cabo en la especialidad. No obstante, a pesar de este crecimiento, los antropólogos todavía se consideran a sí mismos como miembros de una comunidad de relaciones interpersonales directas en cuyo seno las tradiciones se transmiten mejor de forma oral: si necesitamos saber algo, preguntémosle a alguien. En realidad, para muchas generaciones la antropología no ha sido esa clase de comunidad, y por mucho que lo deseemos no lo será de nuevo.
Un problema más profundo, común también a otras ciencias sociales, lo constituye la tendencia cada vez mayor en los especialistas de escribir únicamente para alguien igual que ellos, valiéndose a menudo de teorías impregnadas de jerga. Las discusiones en el seno de la especialidad toman a menudo un cariz abstruso e irrelevante, incluso cuando se centran en cuestiones de gran interés e importancia. Esto no siempre fue así. A comienzos del siglo xx, los antropólogos sintieron la obligación de escribir no sólo para otros especialistas, sino también para un público cultivado. Los libros de Margaret Mead y de Bronislaw Malinowski se hicieron famosos mucho más allá de los límites de la antropología académica porque, además de describir los comportamientos de otras culturas, se ocupaban de cuestiones que preocupaban ampliamente en su propia cultura.
Hoy día, con las discusiones públicas sobre cuestiones tales como el «choque de civilizaciones», el multiculturalismo, el género, la etnicidad, la estructura de la familia, las reivindicaciones religiosas y los problemas relacionados con el cambio económico, la antropología debería ocupar un primer plano. Sin embargo, al igual que «el perro que no ladraba» de Sherlock Holmes, la antropología es una voz extrañamente ausente de las discusiones sobre cómo enfocar mejor el conocimiento.
Un problema más profundo, común también a otras ciencias sociales, lo constituye la tendencia cada vez mayor en los especialistas de escribir únicamente para alguien igual que ellos, valiéndose a menudo de teorías impregnadas de jerga. Las discusiones en el seno de la especialidad toman a menudo un cariz abstruso e irrelevante, incluso cuando se centran en cuestiones de gran interés e importancia. Esto no siempre fue así. A comienzos del siglo xx, los antropólogos sintieron la obligación de escribir no sólo para otros especialistas, sino también para un público cultivado. Los libros de Margaret Mead y de Bronislaw Malinowski se hicieron famosos mucho más allá de los límites de la antropología académica porque, además de describir los comportamientos de otras culturas, se ocupaban de cuestiones que preocupaban ampliamente en su propia cultura.
Hoy día, con las discusiones públicas sobre cuestiones tales como el «choque de civilizaciones», el multiculturalismo, el género, la etnicidad, la estructura de la familia, las reivindicaciones religiosas y los problemas relacionados con el cambio económico, la antropología debería ocupar un primer plano. Sin embargo, al igual que «el perro que no ladraba» de Sherlock Holmes, la antropología es una voz extrañamente ausente de las discusiones sobre cómo enfocar mejor el conocimiento.
Autor
Barfield, Thomas
Fuente
Donación
Editor
Sin Editorial
Fecha
Sin Fecha
Idioma
Español
Identificador
Antropología, Sociología, Psicopedagogía, Consulta
Colección
Citación
Barfield, Thomas, “Diccionario de antropología,” Biblioteca Virtual, consulta 21 de noviembre de 2024, https://biblioteca-digital.universidadcolumbia.edu.mx/items/show/1333.